Si hay algo típico de la Navidad es el personaje que trae regalos a los niños. Y no siempre es el mismo; los más típicos son Papá Noel y los Reyes Magos, pero no son los únicos. Según la región, la cultura y el folclore el personaje es diferente y hoy, en el blog, vamos a conocer algunos de ellos que puede que nos sorprendan, porque como en muchas ocasiones, el origen de los cuentos y las leyendas es bastante chocante.
Comenzaremos con Nicolás de Bari, un obispo griego del siglo IV al que se le atribuyen numerosos milagros y por lo que se le llamó Nicolás el maravilloso. Tras ser santificado se convirtió en patrón de marineros, niños y ladrones. La leyenda dice que le gustaba hacer regalos de forma anónima, de ahí la conversión a Santa Claus y la celebración el cinco de diciembre en los Países Bajos, sobre todo, del Sinterklaas en la víspera de san Nicolás que deja regalos a los niños con la ayuda de un paje. Siempre se ha dicho que el actual Papá Noel y su característico vestido rojo es simplemente una adecuación publicitaria y comercial del mito.
Otro personaje muy conocido en Italia es la Befana, una bruja que reparte regalos entre los niños. Según la leyenda, los tres Reyes Magos le pidieron a una anciana que les acompañara en su viaje para encontrar al Niño Jesús, pero ella estaba demasiado ocupada haciendo dulces, después se arrepintió y se puso en camino repartiendo dulces a todos los niños que veía por si acaso alguno de ellos era el Niño Jesús. El aspecto desaliñado de la anciana llevó a convertirla a ojos populares en una bruja.
El siguiente personaje es, tal vez, el más inquietante. Se trata del demonio Krampus que aparece el cinco de diciembre junto con san Nicolás, y podría considerarse una especie de grinch. El Krampus aparece como un demonio con cuernos y garras que lleva cadenas y campanillas, además de unas varas de avellano para azotar a los niños malos hasta que se vuelvan buenos. La cruda realidad de la leyenda no acaba aquí, al parecer se los llevaba a su guarida y tras azotarlos los devoraba vivos. Actualmente el Krampus únicamente deja pedazos de carbón a los niños que se han portado mal o les persigue con una escoba.
Sea verdad, leyenda o tradición, lo mejor es no arriesgarse a recibir un trozo de carbón o ser perseguidos por un diablo con escoba, así que… sed buenos.