Un círculo, una esfera, no es más que una figura geométrica. No tendría que resultar inquietante a no ser que apareciera de la noche a la mañana en un campo de cultivo sin ninguna huella de cómo o quién lo ha realizado. Y eso es lo que ocurre con los agróglifos.
En algunos casos no son sólo un único círculo sino que forman diseños más elaborados, incluyendo la proporción aurea, y complejos sobre el maíz o la hierba doblada o quemada, lo que ha llevado a considerar innumerables hipótesis desde extraterrestres a un tipo de hongo, pasando por corrientes de aire o fenómenos paranormales.
Aunque se toma como referencia histórica la aparición de una publicación de 1678 en la que aparece un diablo segando un campo, se considera que las primeras apariciones de estos crop-circles, como también se les llama, datan de la década de los sesenta del siglo XX, tras la aparición en Queensland, Australia, de un círculo en un campo después de que un granjero asegurara haber visto un ovni salir de un pantano. Desde entonces han sido numerosas estas formaciones circulares en la década de los años sesenta, sobre todo en Inglaterra, coincidiendo con el auge del fenómeno ovni. En la mayoría de las ocasiones estas formaciones aparecen cerca de lugares emblemáticos con gran simbolismo como Stonehenge o Avebury, añadiendo más misticismo y misterio a los círculos.
Años después, Bower y Chorley declarando que ellos habían sido los autores de los círculos que trajeron de cabeza a los agricultores y a los investigadores; para ello utilizaron una tabla, una cuerda y un par de elemento simples; incluso hicieron demostraciones de cómo realizaban las pictografías.
Desde entonces, los círculos han aumentado como una especie de corriente artística, como el colectivo Circlemakers inglés que los realizan por todo el mundo incluyendo diseños cada vez más complejos y sofisticado. A consecuencia de esto se ha creado, incluso, una tendencia turística que sobrevuela en helicóptero las zonas agrícolas para admirarlos.
Nunca se ha encontrado ninguna prueba de que no fueran hechos por la mano humana, pero hay quién sigue afirmando que se ven bolas de luz, torbellinos u ovnis en los lugares donde aparecen los círculos, además de relacionarlos con las líneas de Nazca, de Perú, o la cruz en la hierba de Eisenberg an der Raab.