Cualquiera podría decir que el ruido es incompatible con la concentración y la tranquilidad, pero esto no es cierto del todo. Hay diferentes tipos de «ruidos» y el ruido blanco es precisamente el que nos ayuda a estudiar, a concentrarnos y a memorizar, ¿por qué? Porque no se trata de un sonido estridente ni molesto que nos altere, sino que se trata de un ruido constante a bajo nivel que nos aísla del entorno y nos relaja, por eso también puede ayudar a la hora de dormir. Actualmente se pueden encontrar en la red numerosas grabaciones de este ruido blanco que se asemeja al del «efecto nieve» del televisor.

El estudio del efecto del sonido y la música en el ser humano no es algo novedoso. La música ayuda a gestiona las emociones en una dirección o en otra. Es usada como recurso, sobre todo en el cine, para apoyar determinadas escenas y amplificar nuestras reacciones y estado de ánimo: sería impensable una música alegre en una escena de terror. Una melodía in crescendo logrará mantener e incrementar la tensión hasta el momento álgido que se desencadenará con un acorde sorpresivo. En otras escenas se utiliza un tipo de música diferente para evocar sentimientos de épicos para exaltar hazañas.

En publicidad también se usa la música para que los productos nos resulten más atrayentes, pero este tema lo trataremos otro día.

La música, el sonido, puede provocar emociones distintas simplemente por asociación, sin que el estímulo esté presente; de esta manera también actúa en los recuerdos, ¿a quién no le ha pasado que determinadas canciones nos lleven a un determinado lugar de nuestra memoria? Ocurre de manera parecida a los olores, que también se asocian con la memoria.

Determinadas notas musicales o frases mentales repetidas con un determinado ritmo, igualmente pueden actuar en el cerebro logrando una concentración extrema, una especie de hipnosis o trance que nos lleva a aislarnos de todo estímulo exterior.

Podemos parecer vulnerables a algo tan simple como un sonido, pero si lo utilizamos en nuestro beneficio nos hará poderosos: nada mejor para un momento triste que escuchar una canción animada. No hagamos lo contrario, no seamos masoquistas y no nos regodeemos en el dolor amplificándolo con la música.