Todas las leyendas y cuentos tienen un fundamento real, y las leyendas de los vampiros no iban a ser una excepción. Uno de los orígenes del Drácula más famoso está en el sanguinario Vlad Tepes o Vlad Draculea, que en rumano significa dragón o demonio, y del que hablaremos en otra ocasión porque hoy nos centraremos en la figura de la condesa Erzsébet Báthory, a la que podríamos catalogar como la representante más fidedigna de un «vampiro».
Nació en 1560 en una ciudad de Transilvania, Hungría, en una familia aristocrática en la que destacaron numerosos casos de locura y enfermedades por las uniones consanguíneas entre sus miembros. Se casó con el que sería llamado Caballero Negro de Hungría por su fiereza en la lucha, y al enviudar a los 44 comenzaron los crímenes de los que fue acusada.
A las intrigas políticas y la acusación de traición por parte del rey Matías II de Hungría se unieron los rumores de prácticas de brujería y magia negra con la sangre de muchachas jóvenes. El rey Matías II ordena tomar el castillo e investigar estas acusaciones, encontrándose con un montón de muchachas torturadas y otras tantas asesinadas. La leyenda asegura que tras abofetear a una joven doncella y salpicarse con su sangre, percibió un rejuvenecimiento en su piel y eso la llevó a ordenar que le llevaran campesinas jóvenes y vírgenes para extraerles la sangre y bañarse con ella consiguiendo así la belleza y la juventud. Las jóvenes eran desangradas en varias ocasiones día tras día, torturadas. El error de Erzèbet fue el de secuestrar también a jóvenes de buena familia y eso impulsó la investigación por parte de sus enemigos.
Tras el juicio, los criados que colaboraron en sus macabras prácticas fueron condenados a muerte, en cuando a la condesa, que por su condición de noble no podía ser procesada, fue encerrada en su castillo tras tapiar puertas y ventanas y confiscaron todas sus propiedades. Murió en 1614 y fue enterrada en la cripta de la familia Bathory, en el pueblo de Ecsed de donde provenía la familia, ante la negativa de los vecinos de que sus restos descansaran en la iglesia de iglesia de Čachtice. Aunque existen documentos como cartas y actas del juicio, su diario personal y su retrato están desaparecidos.