A simple vista parecían perfectos y bellos cuerpos femeninos descansando, pero no eran humanos. De cera o madera, las venus anatómicas se crearon para el estudio de la anatomía y en su interior los órganos estaban tan perfectamente tallados como el exterior. En un tiempo donde preservar el cuerpo humano era imposible y la disección de cadáveres chocaba con la ética y la moral, estas tallas resultaron muy efectivas para que los estudiantes de medicina de las universidades europeas de los siglos XVII, XVIII e incluso XIX, pudieran estudiar el cuerpo humano. Hasta ese momento se había recurrido, en la mayoría de los casos, a los ladrones de tumbas para conseguir cuerpos con los que poder practicar y aprender. El robo de cadáveres estaba totalmente prohibido, era un delito, pero a veces las universidades eran permisivas porque los médicos jóvenes no tenían otra manera de aprender anatomía.
El precursor de esta idea fue el toxicólogo y estudioso Felice Fontana, financiado por el gran duque de Toscana que encargó al artista Clemente Susini estas mujeres-muñecas que abrían y cerraban los ojos, movían los brazos y tenían pelo humano. Aunque la recreación era perfecta, causaba rechazo porque de la figura emanaba una belleza morbosa que despertaba un cierto halo de erotismo, sin embargo fueron rápidamente bien acogidas por muchas universidades.
Por la singular belleza de las tallas, que adoptaban poses eróticas y descansaban lánguidamente sobre lechos como si estuviera dormidas, se las consideraba también objetos de arte, de ahí que se las comparase con Venus, diosa de la belleza, de la que se tomó el nombre. Para ellas se confeccionaban ropas exclusivas bordadas en oro e incluso portaban collares y anillos, ofreciendo una curiosa forma de ver belleza en la muerte. Pero su utilidad, al margen del sentido estético, era primordialmente enseñar, por eso existían también otras venus anatómicas embarazadas en las que se podía estudiar la anatomía del feto.
Hoy en día, las Venus anatómicas son consideradas objetos de arte para coleccionistas, pero su bella y sugerente apariencia sigue provocando inquietud.